jueves, 24 de junio de 2010

MAS SOBRE LA PARAPSICOLOGIA

La parapsicología es la disciplina que procura comprender científicamente el fenómeno “psi”. Psi es un inobservable, una entidad sugerida para explicar la mecánica de experiencias tales como la percepción extrasensorial (PES), la cual incluye la telepatía, la clarividencia, la precognición y la psicokinesis (PK), es decir, la influencia mental sobre la materia. También explora otras circunstancias no convencionales: los estados alterados de conciencia (EAC), la sanación mental, los poltergeists, las apariciones, las experiencias cercanas a la muerte (ECM) y las extracorpóreas (EEC), la mediumnidad, y muchos otros fenómenos tradicionalmente “marginados” del conocimiento científico.

La clasificación de los fenómenos paranormales se ha hecho en base a los procesos psíquicos normales. De hecho, se ha demostrado en repetidas oportunidades que la información psíquica se facilita mediante una alteración o modificación de la conciencia, la cual se traduce fenomenológicamente en la relajación, la hipnosis o el trance. Cuando hoy se habla de fenómenos paranormales se indica que, debido al prefijo griego para –al lado de–, dichos fenómenos o facultades parecen presentarse al lado o al margen de aquéllos que ya nos son familiares, o que se comprenden a través de las categorías conceptuales con las que estamos habituados a enfocar el mundo hasta el momento.
Tradicionalmente, la parapsicología no puede prescindir de la colaboración interdisciplinaria: necesita de los impulsos y la colaboración de los demás saberes –la física, la fisiología, la matemática o las ciencias técnicas.


Los “fenómenos paranormales” refieren a sucesos o experiencias poco corrientes, en contraposición a los fenómenos psíquicos. El carácter paranormal atribuido a éstos no guarda ninguna relación con el sentido de lo anómalo o de la anormalidad, aunque demos por supuesto que, en ciertas circunstancias, los estados de ánimo patológicos facilitan la aparición de fenómenos paranormales.
En la actualidad, muchos autores han examinado las experiencias paranormales en términos de la comunicación directa “mente a mente” –telepatía–, el conocimiento de eventos a distancia –visión remota o clarividencia–, información acerca del futuro o del pasado –precognición y psicometría, respectivamente– y la influencia mental directa sobre el entorno –influencia mental remota o PK.

Estos casos han sido inusuales, pero su frecuencia ha variado en diferentes momentos y lugares. Muchas experiencias relacionadas con psi tienen lugar en sueños y otros estados no ordinarios de conciencia. Algunos psicólogos y científicos de la mente han presentado explicaciones teóricas tales como déficit cognitivo o errores de atribución; otros, la posibilidad de que estas personas puedan estar reportando fenómenos verídicos, los cuales deberían ser tomados seriamente por la comunidad científica.

Analicemos el ejemplo de los estigmas, es decir, de la aparición de lesiones en las manos o en los pies de algunos místicos y santos que representan las heridas recibidas por Jesús en la cruz. Los estigmas son anómalos porque son raros, pero no necesariamente patológicos ni inexplicables. De hecho, existen muchas explicaciones psicológicas y psico-fisiológicas dentro de nuestro actual paradigma científico.


Las experiencias telepáticas, por el contrario, son bastante más comunes. Sin embargo, se las considera anómalas no por su rareza, sino porque no tienen una explicación científica. En otras palabras, todas las experiencias psi son anómalas, pero no todas las experiencias anómalas se encuadran dentro del contexto que categoriza al término psi.
Se pueden definir las experiencias psi como aquéllas en las cuales una persona vive una experiencia anómala, del tipo de la PES o la PK espontánea. Algunas experiencias psicológicas inhabituales –posiblemente explicables desde un punto de vista científico– proporcionan un contexto para la manifestación de otras experiencias anómalas, tales como las experiencias “fuera” del cuerpo o las ECMs.
A fin de entender “lo paranormal” cabe distinguirlo de “lo anómalo”. Ambos fenómenos representan un desafío a la ciencia y al sentido común, si bien debemos recordar que una anomalía aspira más a una explicación, que a una definición. En el cristianismo se consideraba que los santos tenían el poder de obrar milagros por medio de verdaderos creyentes. Podríamos decir entonces, que lo “milagroso” de ayer es el equivalente a lo “paranormal” de hoy. Por ejemplo, antes de que alguien fuera beatificado era necesario demostrar que realmente hubiera realizado al menos un milagro y que éste fuera comprobable. Si quien había realizado el milagro no era un santo era considerado brujo o bruja, dado que así como se atribuía un milagro a la gracia de Dios, una brujería era producto de la acción del demonio.
La radiestesia y la sanación por medios no convencionales son prácticas que también se pueden considerar anómalas. Todavía se encuentra en discusión la teoría según la cual el radiestesista estaría reaccionando a emanaciones sutiles de agua o minerales, o una persona “sanada” estaría respondiendo empáticamente a las intervenciones del sanador.


Las experiencias paranormales son anómalas no porque sean inusuales en la población, sino porque la hipótesis de la existencia de un tipo de interacción no medible entre los organismos y su medio ambiente parece contradecir el constructo espacio-temporal y energético que sostiene el paradigma científico moderno. Tampoco creemos que estas experiencias “violen las leyes” de los paradigmas de las ciencias sociales y naturales.
En efecto, la palabra “anómalo” proviene del griego anómalos que indica lo irregular e inusual, al igual que hómalos, o sea, aquello que difiere de las experiencias comunes. De ahí que una experiencia anómala sea inusual porque es diferente de la experiencia común. Las experiencias psíquicas anómalas no refieren a errores de observación, identificación proyectiva o pensamiento mágico, como muchos psicólogos erróneamente interpretan, aún cuando estas explicaciones puedan ser acertadas, si no en muchos, en la mayoría de los casos.
Otro ejemplo de lo anómalo, como distinto de lo paranormal, es la Experiencia Cercana a la Muerte (ECM). Ésta ocurre a veces en un enfermo, aparentemente fallecido y que posteriormente, al recuperar los sentidos, describe cómo se ha visto abandonar su cuerpo y ha observado desde arriba los intentos de los médicos por revivirlo. Incluso puede relatar un viaje, casi siempre después de atravesar un túnel, mientras ve o conversa con un pariente fallecido. Todo esto puede calificarse como anómalo.

En algunos casos, sin embargo, en ese otro mundo la persona relata encuentros con amigos y parientes, de cuyo fallecimiento no sabía en ese momento. En casos así, la ECM podría considerarse no solamente paranormal, sino también anómala.
Normalmente, se piensa en la mente como un producto del cerebro, o al menos dependiente de éste como su vehículo de transmisión. En los fenómenos paranormales, la mente aparece como un subproducto del cerebro, actuando directamente sobre el mundo exterior.
En el caso de la PES, por ejemplo, suponemos que ésta actúa sobre otra mente o, al menos, sobre otro cerebro; en el caso de la PK, en cambio, creemos que lo hace directamente sobre objetos externos presentes en el entorno.
Podemos entonces caracterizar al fenómeno paranormal a partir de –al menos– tres cualidades más o menos distinguibles:
1. inhabitualidad,
2. intencionalidad
3. anomalístico.

1. Inhabitualidad:
Se refiere al carácter inhabitual, sorprendente y ligado a circunstancias excepcionales; y que la mayoría de las veces se presenta en forma espontánea. Por lo general, las personas reportan haber tenido alguna vez en su vida una experiencia paranormal, bajo la forma de telepatía, presentimientos, intuiciones o “saberes ciertos” respecto de un evento pasado, contemporáneo o futuro. Frecuentemente, esta experiencia aparece ligada a acontecimientos desgraciados, tales como una enfermedad, un accidente o una muerte.

2. Intencionalidad:
Remite al carácter intencional y aparece ligado a una significación inteligente. Las experiencias telepáticas son causales, no a-causales, aun cuando su interpretación esté sujeta a múltiples voces. En términos generales, no se da una experiencia telepática sino con aquéllos con quienes guardamos afinidad afectiva o emocional. A menudo, la intencionalidad depende de quien interpreta el evento anómalo. Eventos inhabituales pueden compeler una interpretación paranormal, pero no todos los eventos intencionales pueden exigir una interpretación inhabitual. A modo de ejemplo, cabe señalar el reporte que en cierta ocasión se recibiera respecto de un evento “inhabitual”, presuntamente paranormal. De acuerdo con el relato, de dos chapas de zinc colocadas a manera de puerta en una construcción brotaban, de manera aparentemente “inexplicable”, sonidos musicales y voces. Era un hecho inhabitual, pero no paranormal. Los sonidos correspondían a la transmisión de una radioemisora: las ondas hertzianas, por rara coincidencia, habían encontrado en las chapas un medio de reproducción del sonido.

3. Carácter anómalo:
Tiene que ver con la dificultad o imposibilidad de explicar el evento por medio de los mecanismos físico-químicos o psicológicos conocidos. Un evento presuntamente paranormal puede ser inhabitual e intencional, pero puede no ser anomalístico. Por ejemplo, si una madre “sabe que algo malo” ha ocurrido con su hijo, es decir, la experiencia de una súbita sensación displacentera ligada a un evento desgraciado y desconocido para ella, es necesario que esta información no haya sido adquirida por la razón, la imaginación, el temor, las fantasías, la probabilidad, la inferencia o la deducción, ni por vía de su percepción sensorial –oído, vista, entre otros. Es necesario que su conocimiento sea anómalo, esto es, adquirido por otros medios distintos de los comunes.

Incluso en la vida diaria, cuando estas experiencias ocurren espontáneamente, resulta difícil aislar las características antes mencionadas. Esta tríada se presenta a menudo confusamente indiferenciada en el testimonio o el relato de la experiencia paranormal. Es en el contexto de la investigación experimental, en condiciones rigurosas de laboratorio y con una metodología apropiada, donde se pueden tomar precauciones y evitar así que eventos explicables por mecanismos naturales puedan ser falsamente atribuidos a agentes de naturaleza extra física –espíritus, ángeles, demonios, duendes, entre otros- o de naturaleza paranormal –efectos psi o parapsicológicos.
Por el contrario, no es posible aún afirmar si los hallazgos de la parapsicología pueden también generalizarse fuera del laboratorio. De todas maneras, el estudio de casos espontáneos nos permite un análisis más sensible y relevante, ampliando con ello la utilidad social de la investigación parapsicológica.

http://www.institutosenlaweb.com.ar/11pdf/biblioteca/articulos/Que%20es%20la%20Parapsicologia.pdf



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